Microexpresiones

Los amantes (1928), de René Magritte.

Pienso en vos.

Debo dar clases,

pero pienso en vos.

En lo que fuimos,

en lo que no somos,

lo que pudimos ser.

La noche cae

y yo caigo con ella.


Debo mirar una tesis,

pero solo veo tus ojos

borrosos y protegidos

detrás del vidrio,

el ojo de tus ojos.

Veo banquitos del ISE,

tereré con tortitas,

guampa roja en verano.


Leo a Idea Vilariño.

Ella dice:

Ya no

Ya no será

ya no

no viviremos juntos

no criaré a tu hijo

no coseré tu ropa

no te tendré de noche

no te besaré al irme

nunca sabrás quién fui

por qué me amaron otros.


No llegaré a saber

por qué ni cómo nunca

ni si era de verdad

lo que dijiste que era

ni quién fuiste

ni qué fui para ti

ni cómo hubiera sido

vivir juntos

querernos

esperarnos

estar.


Ya no soy más que yo

para siempre y tú

ya

no serás para mí

más que tú. Ya no estás

en un día futuro

no sabré dónde vives

con quién

ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca

como esa noche

nunca.


No volverá a tocarte.

No te veré morir.

.....................................

Pienso en vos.

Este poema es tuyo.

Qué pena.

Es una lástima,

porque un poema

no puede definir,

no puede explicar

lo que siento ahora.


No logro escribir,

no puedo,

me nace, sí,

pero no me sale,

no soy poeta,

soy un peatón,

una persona,

un pelotudo.


Pero no puedo.

¿Lo más cercano?

Cortazar se acerca

a lo que intento,

lo que persigo.

Yo intento,

él escribe mejor.

Él dice:


El futuro

Y sé muy bien que no estarás.

No estarás en la calle

en el murmullo que brota de la noche

de los postes de alumbrado,

ni en el gesto de elegir el menú,

ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes

ni en los libros prestados,

ni en el hasta mañana.

No estarás en mis sueños,

en el destino original de mis palabras,

ni en una cifra telefónica estarás,

o en el color de un par de guantes

o una blusa.

Me enojaré

amor mío

sin que sea por ti,

y compraré bombones

pero no para ti,

me pararé en la esquina

a la que no vendrás

y diré las cosas que se dicen

y comeré las cosas que se comen

y soñaré los sueños que se sueñan.

Y sé muy bien que no estarás

ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,

ni allí afuera

en ese río de calles y de puentes.

No estarás para nada,

no serás mi recuerdo

y cuando piense en ti

pensaré un pensamiento

que oscuramente trata de acordarse de ti.

.....................................

Ojalá no me leas.

Que muera este texto,

poema, lo que sea.

Que se apague suave,

como un atardecer, 

que se enferme,

que tiemble lento,

hasta ya no moverse.


No fue tu culpa,

honestamente.

Yo estaba muy roto

y me era indiferente

el detalle, las horas.

Nunca fui táctico.

Un alfil blanco en b2,

una torre negra en h8.


Pero qué lindo fue.

Qué íntimos fuimos,

cuántos secretos míos

te llevaste en los bolsillos.

Ojalá ya no los tengas,

ojalá se te hayan caído.

Mis sueños,

mis miedos.


Bolsillos rotos,

recuerdos perdidos,

jeans After Six desteñidos.

Qué poco duraban.

Qué poco pude ver

por la ranura de tus ojos.

Los dos teníamos

las manos con agujeros.


Nada importa,

solo los recuerdos.

Están en mi ropero,

con mis manuscritos,

al lado de mis perfumes.

Lamento lo poco

que escribimos,

duetos que no nacieron.


Qué humanos fuimos.

La última charla

fue una sentencia.

Yo llegué tarde,

vos estabas hermosa.

Pero ya no eras vos,

 ese pan de azúcar.

Yo tampoco era.


Me abriste la cabeza

y tiraste dentro todo

lo que habías acumulado.

Todos los silencios

en un solo relámpago.

Debió ser de a poco.

No se puede digerir así,

de una sentada.


Yo no tuve réplica,

no importa.

Que sea tu versión,

tu punto de vista

en primera persona.

Con tus amigos,

tu familia,

en tu autobiografía.


Pero ambos lo hicimos.

Yo lo asfixié, sí,

pero vos lo cubriste

con esa bolsa negra.

Juntos cargamos

ese cuerpo muerto.

No revisamos su pulso.

Lo enterramos así.


Murió bajo tierra,

desesperado, solo,

buscándonos.

Pero el orgullo pudo,

el enojo, la decepción.

Y así murió, porque

cuando me escribiste,

ya se acababa el velorio.


Milson De Jesús Godoy Caballero

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una prosa sincera sobre el dolor

De animales a nubes