UNA CARTA
San Lorenzo, 18 de marzo de 2017 A vos, señorita: Quiero que sepas, mujer valiente, que esta no es una triste carta de resignación sentimental, tirada, arrugada y pisada por peatones que van desesperados al trabajo. Tampoco es una sufrida declaración de amor, desbordante de surrealismo poético: no es nada de eso. Simplemente, es otra carta que escribo pensando en tu rostro, una ligera fuga de emociones, un suspiro más en el universo. Te soy sincero... No quiero dramatizar este pequeño y punzante deseo, que invade mi cabeza en cada café atrasado de las ocho de la mañana, como un regimiento que ataca el territorio enemigo sin previa declaración de guerra, o como los protagonistas en las películas norteamericanas, quienes van y toman a los "malos" por la espalda para romperles el cuello, o romperles el alma. Es por eso que intento escribir... escribir sin hundirme en la tragedia literaria que, últimamente...