Una prosa sincera sobre el dolor

[Niño y cesta] Hidalgo, 1933. Colección y Archivo de Paul Strand Tengo un corte considerable en mi brazo estoico. Un afiladísimo cuchillo me abrió las venas por un descuido mío y, por tanto, ahora voy regando de sangre los lugares que recorro. Mi cama está empapada, como también mis ropas y zapatos, pero no es la primera vez que se me cortan las venas. Estoy acostumbrado a disculparme por las manchas de sangre que dejo en mis caminos extraños. Desde hace unos días ando por allí empapado de mi sangre, pero uso un traje y trabajo como si nada pasara. Y en verdad, hago un grandísimo esfuerzo por convencerme de que no ocurre nada relevante. Mi alma ha sido mutilada en otras ocasiones. Alguna vez caí desde grandes alturas a los pozos más profundos del destino. Estuve en el abismo de la tierra, en el fondo más hondo de la vida y en los bordes de la misma muerte, e incluso más allá. Me han incendiado, ahogado, ahorcado, torturado, amarrado, destrozado y hasta enterrado vivo, pero mi car...