UN SUEÑO CON PAJARITOS



Anoche soñé contigo. Yo estaba preparando el desayuno, mientras vos estabas arreglando la mesa, arreglando la mañana, arreglando mi vida.
La triste ventana de mi casa no estaba triste; estaba alegre, saltaba de felicidad. Tan animada estaba, que nos dejaba ver árboles y pájaros que brillaban frente a un sol omnipotente… Ante un sol que, en ese momento, era más bien un dios.
Era un sueño, porque los árboles conversaban con los pájaros, tal vez acerca de lo tiernos que nos veíamos ahí en la cocina, yo calentando el café, vos entibiando mi vida. Definitivamente fue un sueño, ya que de repente vos me tomaste del brazo y me dijiste: “Sé que me amás, pero creo que yo te amo mucho más”.
El café fue una delicia, te cuento. Dijiste que yo resulté ser muy bueno haciendo el desayuno, pero yo cambié de tema y te susurré lo siguiente: “aquel pajarito, el que está en ese ramal entre guayabas, dijo que sos hermosa, que el rubor de tus mejillas se parecen a dos tiernas acerolas recién nacidas bajo el cuidado de este sol entusiasmado con nuestro amor".
Qué lindo fue pasar una mañana contigo, señorita, estando tan juntos como nunca, haciendo el desayuno, haciéndonos a nosotros mismos como solamente vos y yo sabemos hacernos. Sos tan especial que en mis sueños los árboles hablan de nosotros, hablan de tu forma de hacerme reír mientras le pongo azúcar a tu pocillo, mientras le pongo azúcar a lo que sea que haga pensando en vos.
Yo sé que Calderón dijo que "los sueños, sueños son", pero qué tal si un día, o una noche llena de pecas en su techo, resulta que estas palabras son el sueño... y vos y yo en el desayuno, con pajaritos y árboles, la realidad.

Milson De Jesús Godoy Caballero

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